Si a vuestros hijos les encanta jugar con plastilina pero tenéis miedo de que se la pongan en la boca, aquí tenéis una buena solución. Se trata de una variedad comestible a base de harina que podéis colorear a vuestro gusto con color alimentario. La textura es muy agradable y envuelta en film transparente aguanta muchos días en la nevera.
- 2 tazas de harina
- 1 taza de sal
- 2 cucharadas soperas de aceite
- 2 cucharadas soperas de cremor tártaro*
- 1 taza y media de agua hirviendo
- Colorante alimentario
Mezclar todos los ingredientes menos el colorante en un bol y mezclar bien con una cuchara. Cuando esté frío, amasar con las manos, añadir el colorante y seguir amasando. La cantidad de colorante dependerá del tono de color que queráis. Yo utilizo unos de la casa Wilton que cunden muchísimo y son geniales. Hay que amasar bien hasta que el colorante se distribuya uniformemente por toda la masa. Veréis que parece una masa de pan pero con la cantidad de sal que hay tiene una textura menos pegajosa. *Si no tenéis cremor tártaro deberíais poderlo sustituirlo por levadura química tipo Royal.
Y a hacer volar vuestra imaginación!! Para Tony busqué varias cosas a casa para hacer texturas sobre la plastilina ya que todavía es muy pequeño para moldearla. ¡La verdad es que estuvo un buen rato entretenido! Si os gusta hacer galletas, muchos de los utensilios os serán útiles.
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